martes, 17 de diciembre de 2013

Costumbres de las golondrinas Estas ideas fueron,


Costumbres de las golondrinas
Estas ideas fueron, sin embargo, combatidas con vigor, y vemos a Tesdorf de Lubeck, Halmann, Browne, Herman, el Dr. Lottinger y Buffon oponerse a este error. Buffon trata hasta de explicar el origen de esa creencia. "He pensado, dice, que entre el gran número de golondrinas que se juntan de noche, en los primeros y los últimos tiempos de su permanencia, encima de los juncos de las lagunas y que (' revolotean tan a menudo sobre el agua, pueden ahogarse muchas por diversos accidentes fáciles de imaginar; que unos pescadores hayan podido encontrar en sus redes algunas de estas golondrinas ahogadas recientemente; que habiéndolas llevado cerca de una estufa, hayan podido recuperar el movimiento en su presencia; que, de allí se haya concluído, con demasiada prisa, y generalizando demasiado, que en ciertos países todas las golondrinas invernaban debajo del agua."
La presencia en nuestros países de ciertas golondrinas en 'pleno invierno dio lugar a nuevas explicaciones. Klein, Buffon, Vieillót y otros emitieron la hipótesis. de que hay golondrinas que permanecen aletargadas durante el invierno y quedan en nuestras regiones sumidas en un profundo sueño invernal. Esta hipótesis fue apoyada sobre numerosas observaciones.
"Vieillot vió, en Rouen, durante el invierno de 1775 a 1776, una golondrina rústica que tenía como escondrijo un agujero debajo de la bóveda del puente. Salía regularmente en los días templados de los meses de noviembre, diciembre y febrero.
Esta golondrina permanecía a veces escondida durante veinte o treinta días, y todo el tiempo en que el aire exterior era demasiado frío. Por lo que Vieillot deducía, que debía entonces quedar aletargada."
Una observación semejante, hecha por Achard de Prévy-Garden, está consignada en Philosophical Transactions de 1763. Palias relata hechos del mismo género en su libro Voyage dans plusieurs provinces de l' Empire de Russie et dans l' Asie scptcntrionalc, y por el Rev. Colin Smit en el New Philosophical Journal.
Esta opinión encontró aun defensores en Gould, Verreaux, Cuvier y Dutrochet, los dos últimos miembros de la Academia de Ciencias de Francia.
Había quedado reservado a uno de 'los naturalistas más célebres del siglo XVIII, a Spallanzani, el refutar errores que, hacía dos siglos, se habían vuelto creencias populares. Mediante experiencias interesantes, consiguió demostrar la imposibilidad de hacer caer en el estado de letargo a golondrinas, exponiéndolas a un frío inferior a la congelación, o de conservarlas con vida sumergidas en el agua o en el barro.
Hoy se admite universalmente que las especies de hirundínidos que poseemos en Bélgica pasan regularmente todos los inviernos en África o en la región sudeste de Asia.
La salida de las golondrinas en el otoño y su regreso en la primavera no se verifica a el mismo modo. El regreso se produce siempre aisladamente o solamente por parejas. La partida, al contrario, se hace habitualmente en bandada. "Cuando los individuos de una misma región sienten la necesidad de cambiar de clima, se les ve agitarse más que de costumbre; sus gritos de llamada son más frecuentes; tienen mayor tendencia a juntarse y a evolucionar en el aire; se agrupan varias veces en el día sobre los techados, las cornisas de las casas, las ramas secas en lo alto de los árboles, etc. Su agitación, sus gritos y sus maniobras diarias, son un indicio seguro de su próxima desaparición; por fin, cuando llega el día de la partida, se juntan todas y se levantan lentamente en las altas regiones aéreas, gritando y dando vueltas. El viaje se inicia a cualquier hora del día, si el tiempo es propicio.
Sin embargo, las golondrinas tienen una preferencia señalada para las horas de la tarde y salen habitualmente cuando el sol cae en el horizonte".
Vuelo de los hirundínidos es muy vivo y ligero; a veces descansan en el suelo pero caminan con bastante dificultad.
Para descansar, se paran generalmente en la cima de los árboles, sobre ramas flexibles desprovistas de hojas o sobre hilos telegráficos.
Su vista tiene un alcance asombroso y puede ser igualada a la agudeza visual de las rapaces. En pleno vuelo, a distancias increíbles, distinguen los más pequeños insectos. Después del vuelo, la vista es la facultad que tienen más desarrollada.
Los hirundínidos tienen, además, un conjunto de cualidades verdaderamente notables: son alegres, sociables, pacíficos, prudentes, inteligentes y valientes.
Fuente: Anónimo (1922) Informaciones. Costumbres de las golondrinas. Hornero

002 (04) : 305-311

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