miércoles, 22 de abril de 2015

Informaciones. Costumbres de las golondrinas

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Informaciones. Costumbres de las golondrinas
Cuando se trata de ayudarse entre sí" la voz que pide auxilio siempre es atendida. M. Dupont, de Nemours, nos relata el siguiente hecho: "He visto, dice, una golondrina que se había enganchado la pata, no, sé cómo, en el nudo corredizo de un hilo, cuyo extremo estaba sujeto a una canaleta del colegio de las Cuatro Naciones. Agotada su fuerza, quedaba colgada y gritaba en la punta del hilo, que a veces levantaba al querer volarse. Todas las golondrinas del vasto dique entre el puente de las Tuileries y el puente Nuevo; y quizás de más allá, se habían juntado en número de varios millares. Formaban una nube, lanzando todas el grito de alarma y de compasión. Después. de una prolongada vacilación, y una deliberación tumultuosa, una de ellas descubrió un modo para libertar a su compañera, lo hizo comprender a las' demás, y empezó a ponerlo en práctica. Se despejó el lugar: todas las que estaban cerca vinieron una por una, como en una carrera de sortija, dando al pasar un picotazo al hilo. Estos golpes, aplicados en el mismo punto, se repetían cada segundo; y tal .vez más ligero aún... Media hora de este trabajo bastó para cortar el hilo y dar libertad a la cautiva. Pero la bandada algo más rala, permaneció hasta la noche, hablando siempre, con una voz que ya no era de angustia, como contándose algo y felicitándose mútuamente.
Todos los hirundínidos son esencialmente insectívoros. Su alimento principal consiste en dípteros, neurópteros, hemípteros, moscas y' mosquitos. Hacen también un abundante consumo de coleopteros. Nunca capturan insectos de aguijón. Naumann cuenta que dio una abeja a un quelidón hambriento, pero éste la devolvi6 en seguida; había sido picado 'en la garganta y murió de la picadura al cabo de dos minutos. Persiguen su presa volando;  pero, en contra de la afirmación de algunos autores  pueden capturar insectos parados sobre objetos. La presa es engullida volando y sin dividirla. Es volando también cuando beben y se bañan; planean  al rozar la superficie del agua, luego sumergen de golpe el pico o la parte del cuerpo.
Las varias especies de hirundínidos difieren por su modo, de reproducción. No efectúan sino una sola unión para toda su existencia. Sus amores, nos dice Dupont de Nemours, son matrimonios que una ternura merecida vuelve indisolubles, y no fantasías del momento como los de algunos pájaros, ni tampoco relaciones de una primavera como son los de la mayoría. Cuando uno de la pareja muere, es raro que el otro no lo siga a los pocos días. Ha desaparecido la grata charla, lo mismo que la caza y el trabajo. Un reposo sombrío, un silencio pesado, son los signos del dolor al que sucumbe el sobreviviente.
El nido tiene generalmente una forma muy artística, hecho con fragmentos de tierra remojada. El de la golondrina rústica representa habitualmente la forma de un cuarto de esfera, teniendo el borde superior horizontal un poco más elevado que el punto de inserción. El nido de la golondrina de ventana tiene la forma de una media esfera con una pequeña apertura situada en la parte superior y un poco al costado. .
Las golondrinas de playa en vez cavan agujeros a lo largo de las barrancas, ensanchan el fondo y lo cubren con briznas de pastos y de plumas.
Es notable el hecho de que, a pesar de los espacios inmensos que recorren durante la migración, los hirundínidos vuelven regularmente a los mismos lugares en donde han nidificado el año anterior. El apego a su nido es tal que aun cuando se les aleje, llevándolos a gran distancia, ellos vuelven siempre; hasta los jóvenes parecen dotados del mismo instinto y regresan al nido en donde han nacido.
Se cuenta al respecto un hecho en verdad maravilloso. Los Capuchinos de Vignolo tenían la costumbre de regalar cada año a un habitante de Módena algunas decenas de pichones de golondrinas sacadas de los nidos del convento; y para que  escapasen, las capturaban al caer de la noche. Una vez el hombre encargado de llevarlas a Módena, habiendo salido en seguida de cazarlas, cometió la torpeza de dejarlas escapar al Uegar cerca de esta ciudad. Lo primero que hicieron una  en libertad, fué volver a Viguolo, en donde llegaron antes del amanecer y en el momento en ·que los Capuchinos estaban reunidos en el ~oro. Los gritos tumultuosos de las aves, en derredor del convento y a una hora en que no acostumbran cantar, llamaron la curiosidad de los religiosos, quienes, después del oficio fueron a visitar los nidos que habían devastado la víspera, y tuvieron la sorpresa de encontrarlos ocupados como antes.
Puesto en línea por la Biblioteca Digital de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales
Universidad de Buenos Aires
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Anónimo

1922

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