Aves rapaces diurnas de Colombia
Introducción
Las rapaces son aves depredadoras que cazan y se alimentan
de insectos, animales muertos y vertebrados tales como anfibios, reptiles,
mamíferos, peces y otras aves. Las águilas, los gallinazos, los gavilanes y los
halcones son aves rapaces diurnas que tienen adaptaciones para capturar y matar
a sus presas como el sentido de la visión, el cual es casi nueve veces más
desarrollado que el de los humanos y les permite ver objetos pequeños desde
grandes distancias, un tercer párpado semi-transparente que les sirve para
proteger el ojo de las agresiones de las presas capturadas y picos curvados y
fuertes en forma de gancho para poder desgarrar pedazos de la presa y
consumirlos (Fig. I). Algunas de estas aves tienen una dieta amplia, mientras
que en otras es sumamente especializada lo que se refleja en su morfología (por
ejemplo diferentes formas de picos, tamaños de garras entre otros) y en sus
hábitos.
Colombia es uno de los países con mayor diversidad de aves
rapaces (Falconiformes) en el mundo, con 76 especies, 8 de las cuales se
encuentran en algún grado de amenaza de acuerdo con Renjifo et al. (2002).
Al igual que otras aves rapaces del mundo, las rapaces de
Colombia tienen una baja tasa de reproducción (uno o dos polluelos al año),
requieren de grandes territorios para sobrevivir. Algunas especies son muy
sensibles a la destrucción y a la fragmentación de su hábitat como por ejemplo
las especies de selva. Desde esta perspectiva, sus requerimientos ecológicos
hacen que este grupo de aves sea considerado como un excelente indicador
biológico, ya que su ausencia puede significar grandes cambios en los lugares
donde suelen habitar, razón por la cual se han utilizado para evaluar y
monitorear los esfuerzos de conservación en diferentes ambientes o ecosistemas
(Burnham et al 1989).
Las rapaces al igual que otros depredadores son grupos
claves en los ecosistemas a los que pertenecen debido a que ocupan el último
nivel de la cadena trófica por lo tanto cumplen un papel importante como
controladores biológicos, en contraste con los métodos convencionales de
combate de vertebrados plaga (químicos y mecánicos) los cuales suelen ser
nocivos para el ambiente.
El estudio de las aves rapaces de Colombia tiene sus
primeros indicios hacia finales del siglo XVIII cuando Jacquin (1784 citado por
Olivares 1966) estudió el águila arpía dando su procedencia de «las montañas
cercanas al río Magdalena, Colombia» y denominándola Vultur coronatus. De 1913
a 1931 aparecen en el Boletín de la sociedad colombiana de Ciencias Naturales
artículos del Hno. Apolinar Maria tales como «El Cernícalo» y «El Cóndor». De
1924 a 1945 Swann (citado por Olivares 1966) trató las rapaces colombianas en
«A Monograph of the birds of Prey».
A partir de los años 40 aparecen los primeros escritos de F.
Carlos Lehmann sobre los gallinazos o buitres americanos (Lehmann 1940) y de
Armando Dugand quien elabora una clave analítica de las rapaces colombianas
(Dugand 1941). En 1943 Lehmann publica un amplio estudio sobre el águila de la
Guyanas (Morphnus guianensis) y algunas notas sobre otros accipitridos, tema
que retoma en un artículo al año siguiente (Lehmann 1944) haciendo anotaciones
sobre grandes águilas como Oroaetus isidori y Spizaetus ornatus. En 1945,
Lehmann escribe nuevamente sobre las rapaces colombianas, solo que en esta
ocasión dedica un extenso artículo a la subfamilia Buteoninae el cual acompaña
con unas hermosas ilustraciones de su propia autoría.
Por un largo espacio de tiempo no aparecieron publicaciones
específicas sobre aves rapaces hasta que Lehmann (1959) escribió uno de los
artículos más completos que existen hasta el momento sobre la ecología y la
biología reproductiva del águila real de montaña (Oroaetus isidori). Al año siguiente
este mismo autor escribió sobre Buteo albigula (Lehmann y Haffer 1960) y dio
mayor información sobre otras rapaces poco conocidas del país (Lehmann 1960).
Adicionalmente en la revista Novedades Colombianas 5 y 6
(1960 y 1961) aparecen «Notes on the genus Chondrohierax» y «Remarks on the
genus Buteogallus» (citados en Olivares 1966). En 1963 Olivares escribe una
monografía sobre el cóndor donde deja consignada la paulatina desaparición de
esta ave, clamor que posteriormente fue atendido por varias organizaciones
(RENASER 2001) e individuos (Rodríguez et al 1997) que han trabajado por la
recuperación de esta insigne y amenazada ave de Colombia. Continuando con los
estudios sobre buitres, Lehmann (1965) retoma el tema con una monografía sobre
el rey de los gallinazos (Sarcoramphus papa).
A partir de dicho momento las publicaciones sobre las aves
rapaces de Colombia experimentaron una disminución. A finales de los 70
aparecen algunos artículos sobre Buteo albonotatus (Meeth y Meeth 1978) y
Elanoides forficatus (Lemke 1979). A principios de la década de los 80, Naranjo
y Rodríguez (1981) reportan la extensión del rango del milano diminuto
(Gampsonyx swainsonii) hacia el valle del Cauca.
Fuente: Aves rapaces diurnas de Colombia
COLOMBIA, DIVERSA POR NATURALEZA
César Márquez
Marc Bechard
Fernando Gast
Víctor Hugo Vanegas
Instituto de Investigación de Recursos Biológicos
Alexander von Humboldt
© Instituto de Investigación de Recursos Biológicos
Alexander von Humboldt
2005
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