martes, 31 de diciembre de 2013

Cormorán Cuello Negro


Aves Marinas y Playeras
Área Educación Ambiental - Fundación Patagonia Natural
Cormorán Cuello Negro
Distribución
El Cormorán Cuello Negro es una especie endémica de Argentina y Chile.
Nidifica en la costa atlántica desde la Península Valdés hasta el Canal de
Beagle, incluyendo las Islas Malvinas. En el Pacífico, se lo encuentra desde Valparaíso hasta el sur de Chile.
Dimensiones
Mide 68 cm de largo.
Peso
Pesa 1,5 Kg.
Características morfológicas
Su plumaje es negro, con la parte inferior del pecho y abdomen blancos. Los lados de la cabeza están jaspeados de blanco. Su garganta es blanca y está separada del vientre por una franja negra. Posee un anillo rojo alrededor del ojo. Las patas son negras. Los juveniles son pardos con el vientre manchado de blanco.
Comportamiento general
Es un ave marina buceadora, que se propulsa debajo del agua con sus patas. Es monógamo y procrea en colonias. A diferencia de la mayoría de las aves marinas que se dispersan una vez terminada la época reproductiva, esta especie permanece en la colonia durante todo el año. Sus colonias se ubican sobre paredes de acantilados o en islas rocosas con elevada pendiente. En muchos casos reproduce junto al
Cormorán Imperial o al Cormorán Gris. Su vuelo es recto y bajo, con un rápido aleteo.
Alimentación
Se alimenta en aguas de profundidades menores a 10 m y a menos de 5 Km de la costa, en áreas cercanas a sus colonias. Sus presas son peces y poliquetos (gusanos marinos) que habitan en el fondo del mar. Realiza viajes de alimentación de 2 a 3 horas de duración, en los cuales alterna buceos que duran aproximadamente 50 s, con periodos en superficie de entre 14 y 18 s.
Reproducción
Si bien los adultos permanecen todo el año en la colonia, comienzan a construir sus nidos en octubre.
Los mismos poseen una base de guano y son acondicionados con algas. La puesta de los huevos se inicia entre fines de octubre y principios de noviembre en forma asincrónica en la colonia, extendiéndose por casi 12 semanas. El tamaño de la nidada es de 2 a 3 huevos que son incubados durante 30 días aproximadamente.
Luego, los pichones son alimentados durante casi dos meses. Ambos miembros de la pareja incuban los huevos y alimentan a los pichones, alternando periodos en la colonia con periodos de alimentación en el mar. Es importante la pérdida de huevos y pichones ya que suelen caerse de los nidos, construidos en las paredes de los acantilados. Se han observado casos de reposición de la nidada luego de estos eventos. Sin embargo, en la mayoría de los nidos, solamente un pichón sobrevive.
Estado de Conservación
Su población reproductiva ha permanecido relativamente estable durante los últimos 15 años y no está sujeta a ningún tipo de explotación. Al depender para su alimentación y reproducción de ambientes netamente costeros, su mayor amenaza son las actividades de desarrollo costero que generan modificaciones
en su hábitat. La UICN lo ha categorizado en el año 2008 como de Preocupación menor (LC).
Fuente: Aves Marinas y Playeras

Área Educación Ambiental - Fundación Patagonia Natural

sábado, 21 de diciembre de 2013

Manual de métodos de campo para el monitoreo de aves terrestres Los censos efectuados en estaciones

Manual de métodos de campo para el monitoreo de aves terrestres
Los censos efectuados en estaciones de monitoreo demográfico, como por ejemplo estaciones de captura o parcelas de estudio, deben llevarse a cabo solamente durante los primeros 5 intervalos de la temporada, cuando las aves se encuentran en sus territorios y cantan con frecuencia. En la Norteamérica templada esto entre el 1 de mayo y el 19 de junio. En zonas norteñas o a altitudes elevadas, puede ser del 1 de junio al 9 de julio.
Los conteos por puntos y las búsquedas intensivas deben efectuarse en cada parcela una vez durante cada uno de los cinco intervalos, preferentemente a mitad del intervalo.
Épocas migratorias
La operación de una estación de monitoreo durante las migraciones es una opción viable en áreas en que las condiciones meteorológicas y otros factores lo permitan.
La operación de redes de captura en estas épocas proporciona información muy diferente a la obtenida durante la época reproductora, aportando datos sobre la composición específica, las fechas y la magnitud de los movimientos migratorios (véase por ejemplo: Ralph 1978, 1981a; Robbins et al. 1959). Las capturas durante la migración postnupcial en particular, puede proporcionar una medida de la productividad total de una especie.
Monitoreo fuera de la temporada reproductora
En esta época las poblaciones de aves suelen ser residentes y relativamente estables, proporcionando excelente información sobre índices de sobrevivencia y mortalidad. Así mismo, parece probable que las asociaciones con el hábitat estén mejor definidas duranteeste periodo que durante la época reproductora (véase por ejemplo Huff et al. 1991, Manuwal y Huff 1987). Todos fuera de la temporada reproductora a excepción, los métodos descritos en este manual pueden ser aplicados naturalmente, de la búsqueda de nidos. En el neotrópico, la operación de redes de captura durante todo el año puede ayudar a aclarar cuestiones referentes a los patrones de osificación craneal, muda y desarrollo del plumaje.
Mantenimiento de las parcelas de estudio
Las parcelas deben estar marcadas permanentemente con estacas coloreadas, o cualquier otro método que sea capaz de durar al menos un año. Las marcas deben situarse en la dirección de un punto cardinal, a intervalos regulares formando una cuadrícula y, de ser posible, de forma que sean visibles desde cualquier punto entre ellas. Cada marca debe representar un punto numerado sobre la cuadrícula de un mapa del área. La ubicación de las redes y los puntos de conteo también deberán marcarse de forma permanente. Tanto la altura como la orientación de las redes deben ser cuidadosamente anotadas.
Planos esquemáticos del área de estudio pueden ser trazados a partir de un mapa de la zona o bien de fotografías aéreas. Estos planos deben incluir los accidentes del terreno (senderos, zanjas, arroyos, árboles aislados, etc.), la cuadrícula de censado (marcas coloreadas), y la ubicación de las redes y de los puntos de conteo. Se pueden utilizar fotocopias de estos planos para el mapeo de parcelas, evaluaciones del hábitat, etc.
En la medida de lo posible, las estaciones de monitoreo deben operarse indefinidamente. Aunque los objetivos varíen, sugerimos que las estaciones de captura con redes y búsqueda de nidos se operen durante un mínimo de cuatro años consecutivos y las parcelas de censado durante tres años.
Fuente: Manual de métodos de campo para el monitoreo de aves terrestres
C. John Ralph Geoffrey R. Geupel Peter Pyle Thomas E. Martin
David F. DeSante Borja Milá


martes, 17 de diciembre de 2013

Costumbres de las golondrinas Estas ideas fueron,


Costumbres de las golondrinas
Estas ideas fueron, sin embargo, combatidas con vigor, y vemos a Tesdorf de Lubeck, Halmann, Browne, Herman, el Dr. Lottinger y Buffon oponerse a este error. Buffon trata hasta de explicar el origen de esa creencia. "He pensado, dice, que entre el gran número de golondrinas que se juntan de noche, en los primeros y los últimos tiempos de su permanencia, encima de los juncos de las lagunas y que (' revolotean tan a menudo sobre el agua, pueden ahogarse muchas por diversos accidentes fáciles de imaginar; que unos pescadores hayan podido encontrar en sus redes algunas de estas golondrinas ahogadas recientemente; que habiéndolas llevado cerca de una estufa, hayan podido recuperar el movimiento en su presencia; que, de allí se haya concluído, con demasiada prisa, y generalizando demasiado, que en ciertos países todas las golondrinas invernaban debajo del agua."
La presencia en nuestros países de ciertas golondrinas en 'pleno invierno dio lugar a nuevas explicaciones. Klein, Buffon, Vieillót y otros emitieron la hipótesis. de que hay golondrinas que permanecen aletargadas durante el invierno y quedan en nuestras regiones sumidas en un profundo sueño invernal. Esta hipótesis fue apoyada sobre numerosas observaciones.
"Vieillot vió, en Rouen, durante el invierno de 1775 a 1776, una golondrina rústica que tenía como escondrijo un agujero debajo de la bóveda del puente. Salía regularmente en los días templados de los meses de noviembre, diciembre y febrero.
Esta golondrina permanecía a veces escondida durante veinte o treinta días, y todo el tiempo en que el aire exterior era demasiado frío. Por lo que Vieillot deducía, que debía entonces quedar aletargada."
Una observación semejante, hecha por Achard de Prévy-Garden, está consignada en Philosophical Transactions de 1763. Palias relata hechos del mismo género en su libro Voyage dans plusieurs provinces de l' Empire de Russie et dans l' Asie scptcntrionalc, y por el Rev. Colin Smit en el New Philosophical Journal.
Esta opinión encontró aun defensores en Gould, Verreaux, Cuvier y Dutrochet, los dos últimos miembros de la Academia de Ciencias de Francia.
Había quedado reservado a uno de 'los naturalistas más célebres del siglo XVIII, a Spallanzani, el refutar errores que, hacía dos siglos, se habían vuelto creencias populares. Mediante experiencias interesantes, consiguió demostrar la imposibilidad de hacer caer en el estado de letargo a golondrinas, exponiéndolas a un frío inferior a la congelación, o de conservarlas con vida sumergidas en el agua o en el barro.
Hoy se admite universalmente que las especies de hirundínidos que poseemos en Bélgica pasan regularmente todos los inviernos en África o en la región sudeste de Asia.
La salida de las golondrinas en el otoño y su regreso en la primavera no se verifica a el mismo modo. El regreso se produce siempre aisladamente o solamente por parejas. La partida, al contrario, se hace habitualmente en bandada. "Cuando los individuos de una misma región sienten la necesidad de cambiar de clima, se les ve agitarse más que de costumbre; sus gritos de llamada son más frecuentes; tienen mayor tendencia a juntarse y a evolucionar en el aire; se agrupan varias veces en el día sobre los techados, las cornisas de las casas, las ramas secas en lo alto de los árboles, etc. Su agitación, sus gritos y sus maniobras diarias, son un indicio seguro de su próxima desaparición; por fin, cuando llega el día de la partida, se juntan todas y se levantan lentamente en las altas regiones aéreas, gritando y dando vueltas. El viaje se inicia a cualquier hora del día, si el tiempo es propicio.
Sin embargo, las golondrinas tienen una preferencia señalada para las horas de la tarde y salen habitualmente cuando el sol cae en el horizonte".
Vuelo de los hirundínidos es muy vivo y ligero; a veces descansan en el suelo pero caminan con bastante dificultad.
Para descansar, se paran generalmente en la cima de los árboles, sobre ramas flexibles desprovistas de hojas o sobre hilos telegráficos.
Su vista tiene un alcance asombroso y puede ser igualada a la agudeza visual de las rapaces. En pleno vuelo, a distancias increíbles, distinguen los más pequeños insectos. Después del vuelo, la vista es la facultad que tienen más desarrollada.
Los hirundínidos tienen, además, un conjunto de cualidades verdaderamente notables: son alegres, sociables, pacíficos, prudentes, inteligentes y valientes.
Fuente: Anónimo (1922) Informaciones. Costumbres de las golondrinas. Hornero

002 (04) : 305-311

martes, 10 de diciembre de 2013

Aves Marinas y Playeras Área Educación Ambiental - Fundación Patagonia Natural Cormorán Gris


Aves Marinas y Playeras
Área Educación Ambiental - Fundación Patagonia Natural
Cormorán Gris
Distribución
Nidifica a lo largo del Océano Pacífico, desde Perú hasta el sur de Chile. En Argentina, se lo encuentra solamente en la costa de Santa Cruz.
Dimensiones
Mide aproximadamente 60 cm de largo.
Peso
Pesa aproximadamente 1,4 Kg.
Características morfológicas
Su plumaje es gris azulado en el dorso y su vientre blanco. Posee manchas blancas en las alas y a los costados del cuello. Sus ojos son verdes y alrededor de ellos posee unos anillos de color celeste. Su pico es amarillo con la base roja. Las patas son de color rojo coral. Los juveniles son grises sin manchas blancas.
Comportamiento general
Es un ave marina buceadora, que se propulsa debajo del agua con sus patas. Vuela recto y bajo, con aleteos rápidos. Nidifica sobre paredes de acantilados rocosos de elevada pendiente, tanto en islas como en el continente. A diferencia de la mayoría de las aves marinas, y al igual que el Cormorán Cuello Negro, permanece todo el año en la colonia, siendo escasa su dispersión post reproductiva.
Alimentación
Se alimenta principalmente de poliquetos, crustáceos, peces bentónicos y peces pelágicos como la sardina fueguina. Durante la etapa reproductiva realiza en promedio cuatro viajes de alimentación por día, de 1 a 2 hs de duración. Durante estos viajes llevan a cabo una serie ininterrumpida de buceos cortos (26s) seguidos por intervalos de recuperación en superficie de menor duración (9 s). Se alimentan en áreas muy cercanas a la costa (menos de 1 Km) y de baja profundidad (menor a 5 m).
Reproducción
Las colonias de esta especie se ubican muchas veces junto a las del Cormorán Cuello Negro. Construyen sus nidos sobre los restos de guano del nido utilizado en la temporada anterior, al que acondicionan con plumas, algas y ramas de arbustos. La puesta de los huevos comienza en octubre. Cada pareja pone en promedio 3 huevos que incuba durante aproximadamente un mes. El tamaño de la nidada es mayor que en otros cormoranes, como el Cormorán Cuello Negro o el Imperial, ya que se ha observado un alto porcentaje de nidos con 4 huevos. Tanto durante la etapa de incubación, como durante la crianza de pichones, ambos miembros de la pareja alternan periodos de alimentación en el mar con periodos de cuidado del nido. Los pichones se independizan de sus padres hacia fines de enero.
Estado de Conservación
La población total en Argentina de esta especie es de tan sólo 1100 parejas, siendo sus colonias muy pequeñas (menores a 600 parejas). Si bien actualmente no existen estimaciones de mortalidad asociada a actividades humanas, como la pesca o la extracción y transporte de hidrocarburos, es importante destacar que algunas colonias han disminuido su tamaño. En particular la colonia de La Mina (al sur de Santa Cruz), que alberga el 50% de la población argentina, ha disminuido su tamaño considerablemente en las últimas décadas. En el año 2008 la UICN ha categorizado a esta especie como Cercana a la amenaza (NT).
Fuente: Aves Marinas y Playeras

Área Educación Ambiental - Fundación Patagonia Natural

martes, 3 de diciembre de 2013

Cómo atraer a los pájaros en invierno

Cómo atraer a los pájaros en invierno
En los meses más duros, fríos y oscuros del año puedes lograr que tu jardín vibre de color, movimiento y algarabía gracias a la visita de petirrojos, camachuelos, herrerillos, pinzones, carboneros, verderones, jilgueros, mirlos... Dándoles comida, cobijo y agua puedes atraerlos y acostumbrarlos a visitarte.
El invierno es una estación muy dura para los pájaros silvestres ya que al frío se añade la escasez de alimento disponible en la Naturaleza. Por tanto, dándoles comida, abrigo y agua conseguirás disfrutar observándolos desde muy cerca, al tiempo que los ayudas a sobrevivir en la época más desfavorable.
Una de las ventajas de acostumbrar a las aves a que frecuenten el jardín o incluso se instalen en él, es que si surgen plagas en primavera las atacarán antes, ayudándote así a combatirlas.
¿Qué pájaros suelen visitar los jardines españoles? Herrerillos, pinzones, carboneros, verderones, jilgueros, lúganos, petirrojos, camachuelos, mirlos... Muchos habitan en la Península durante todo el año, aunque resultan más visibles en los jardines en invierno; otros son aves migratorias y solo nos visitan en estos meses.
Plantas alimenticias
Muchos árboles y arbustos con bayas y semillas constituyen una importante fuente de alimento, pero además les proporcionan protección. Distintas especies de aves satisfacen sus necesidades a distintas alturas, por lo que, en la medida de lo posible, lo ideal es recrear diferentes estratos como sucede en la Naturaleza. A mayor variedad vegetal, mayor diversidad de aves podrás atraer. Además, así no solo disfrutarás de la presencia de estos animales sino también de los coloridos frutos y hojas con que se vestirá tu particular paisaje invernal.

Serbales, madroños, acebos, cotoneaster, rosales que producen escaramujos, pyracanthas, cornejos, viburnos, aligustres, espinos, zarzamoras, arándanos, hiedras, pueden surtirles de alimento. Sin olvidar las semillas de los Sedum spectabile, cardos, gramíneas ornamentales...

Comida complementaria
Para complementar la alimentación de las aves puedes instalar comederos. En los centros de jardinería encontrarás muchos modelos, tamaños y estilos, desde los más clásicos hasta los de diseño más actual. Hay sencillos alimentadores de plataforma que consisten en una bandeja colocada sobre un poste; contenedores colgantes en forma de tubo o de sencilla bolsa de red; cómodos dispensadores automáticos, que resultan accesibles a los pájaros. Asimismo se puede dejar algo de comida en el césped o bajo los arbustos para aquellas aves que prefieren alimentarse en el suelo, como las tórtolas.

Puedes suministrarles desde pan desmenuzado, frutos secos (sin sal) y manzana o naranja, hasta arroz cocido, queso rallado, y sebo. Aunque lo más adecuado es adquirir mezclas de semillas preparadas para tal fin; las mejores son las que contienen granos de diferentes tamaños y comida blanda de alto contenido en grasa, de forma que cada ave tome el alimento que le convenga según la morfología de su pico. Encontrarás estos alimentos en tu centro de jardinería.

También puedes amontonar algo de hojarasca en la que se oculten pequeños invertebrados de los que darán buena cuenta mirlos, chochines y otros insectívoros.
No te olvides del agua
El agua, tanto para beber como para el baño, es algo que agradecen las aves también en invierno. Los recipientes deben tener un interior no resbaladizo. También debes evitar que se forme hielo durante las épocas más frías, pero nunca añadas sal, azúcar o anticongelantes.

El aporte de comida y agua debe realizarse con regularidad a lo largo de todo el invierno. Cara a la próxima primavera, también puedes ofrecerles casitas de anidar.
Algunas precauciones
• Limpia regularmente los alimentadores y bebederos para evitar la proliferación de bacterias u hongos nocivos.
• Ten especial cuidado con los gatos, grandes depredadores de los pajaritos que intentas atraer. Por ello conviene instalar los alimentadores y el agua en algún lugar seguro, próximo a los árboles o arbustos para que puedan refugiarse rápidamente ante un ataque. Colocarle un cascabel al gato servirá para advertir de su presencia a los alados visitantes. 
• Las ardillas también pueden llegar a ser una molestia en los comederos. Si forras el poste con un plástico liso no podrán trepar. También puedes colgarlos de ganchos de pastor en lugar de las ramas de los árboles. 
• Retira del suelo los restos de comida, ya que podrían atraer a las ratas. 
En la foto, tres jilgueros comen las semillas de un comedero de tubo mientras se aleja volando un herrerillo. Foto: Istockphoto / Andrew Howe

Comederos: clásicos o de diseño
Los comederos y bebederos para pájaros admiten hoy en día los más diversos estilos, desde los más clásicos hasta los de diseño más actual, como estos de la firma danesa Eva Solo. Los encontrarás en tu centro de jardinería.

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