Informaciones. Costumbres de las golondrinas
Cuando se trata de ayudarse entre sí" la voz que pide
auxilio siempre es atendida. M. Dupont, de Nemours, nos relata el siguiente
hecho: "He visto, dice, una golondrina que se había enganchado la pata,
no, sé cómo, en el nudo corredizo de un hilo, cuyo extremo estaba sujeto a una
canaleta del colegio de las Cuatro Naciones. Agotada su fuerza, quedaba colgada
y gritaba en la punta del hilo, que a veces levantaba al querer volarse. Todas
las golondrinas del vasto dique entre el puente de las Tuileries y el puente
Nuevo; y quizás de más allá, se habían juntado en número de varios millares.
Formaban una nube, lanzando todas el grito de alarma y de compasión. Después.
de una prolongada vacilación, y una deliberación tumultuosa, una de ellas
descubrió un modo para libertar a su compañera, lo hizo comprender a las'
demás, y empezó a ponerlo en práctica. Se despejó el lugar: todas las que
estaban cerca vinieron una por una, como en una carrera de sortija, dando al
pasar un picotazo al hilo. Estos golpes, aplicados en el mismo punto, se
repetían cada segundo; y tal .vez más ligero aún... Media hora de este trabajo
bastó para cortar el hilo y dar libertad a la cautiva. Pero la bandada algo más
rala, permaneció hasta la noche, hablando siempre, con una voz que ya no era de
angustia, como contándose algo y felicitándose mútuamente.
Todos los hirundínidos son esencialmente insectívoros. Su
alimento principal consiste en dípteros, neurópteros, hemípteros, moscas y'
mosquitos. Hacen también un abundante consumo de coleopteros. Nunca capturan
insectos de aguijón. Naumann cuenta que dio una abeja a un quelidón hambriento,
pero éste la devolvi6 en seguida; había sido picado 'en la garganta y murió de
la picadura al cabo de dos minutos. Persiguen su presa volando; pero, en contra de la afirmación de algunos
autores pueden capturar insectos parados
sobre objetos. La presa es engullida volando y sin dividirla. Es volando
también cuando beben y se bañan; planean
al rozar la superficie del agua, luego sumergen de golpe el pico o la
parte del cuerpo.
Las varias especies de hirundínidos difieren por su modo, de
reproducción. No efectúan sino una sola unión para toda su existencia. Sus
amores, nos dice Dupont de Nemours, son matrimonios que una ternura merecida
vuelve indisolubles, y no fantasías del momento como los de algunos pájaros, ni
tampoco relaciones de una primavera como son los de la mayoría. Cuando uno de
la pareja muere, es raro que el otro no lo siga a los pocos días. Ha
desaparecido la grata charla, lo mismo que la caza y el trabajo. Un reposo
sombrío, un silencio pesado, son los signos del dolor al que sucumbe el
sobreviviente.
El nido tiene generalmente una forma muy artística, hecho
con fragmentos de tierra remojada. El de la golondrina rústica representa
habitualmente la forma de un cuarto de esfera, teniendo el borde superior
horizontal un poco más elevado que el punto de inserción. El nido de la
golondrina de ventana tiene la forma de una media esfera con una pequeña
apertura situada en la parte superior y un poco al costado. .
Las golondrinas de playa en vez cavan agujeros a lo largo de
las barrancas, ensanchan el fondo y lo cubren con briznas de pastos y de plumas.
Es notable el hecho de que, a pesar de los espacios inmensos
que recorren durante la migración, los hirundínidos vuelven regularmente a los
mismos lugares en donde han nidificado el año anterior. El apego a su nido es
tal que aun cuando se les aleje, llevándolos a gran distancia, ellos vuelven
siempre; hasta los jóvenes parecen dotados del mismo instinto y regresan al
nido en donde han nacido.
Se cuenta al respecto un hecho en verdad maravilloso. Los
Capuchinos de Vignolo tenían la costumbre de regalar cada año a un habitante de
Módena algunas decenas de pichones de golondrinas sacadas de los nidos del
convento; y para que escapasen, las
capturaban al caer de la noche. Una vez el hombre encargado de llevarlas a
Módena, habiendo salido en seguida de cazarlas, cometió la torpeza de dejarlas
escapar al Uegar cerca de esta ciudad. Lo primero que hicieron una en libertad, fué volver a Viguolo, en donde
llegaron antes del amanecer y en el momento en ·que los Capuchinos estaban
reunidos en el ~oro. Los gritos tumultuosos de las aves, en derredor del
convento y a una hora en que no acostumbran cantar, llamaron la curiosidad de
los religiosos, quienes, después del oficio fueron a visitar los nidos que
habían devastado la víspera, y tuvieron la sorpresa de encontrarlos ocupados
como antes.
Fuente: www.digital.bl.fcen.uba.ar
Puesto en línea por la Biblioteca Digital de la Facultad de
Ciencias Exactas y Naturales
Universidad de Buenos Aires
Informaciones. Costumbres de las golondrinas
Anónimo
1922
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